El Fuego y la Cosmovisión Ancestral
Los rituales ancestrales y las ceremonias sagradas usadas por siglos en todas las culturas y en todas las tradiciones, tienen un efecto directo sobre el cerebro límbico y el SN ofreciendo un espacio de diálogo directo con nuestro inconsciente a través del uso de lo simbólico y la estimulación multi-sensorial (olfato, visión, tacto, oído…). El color, la luz y el sonido del fuego estimulan el sistema nervioso y crean una experiencia multisensorial segura que puede activar y transformar partes profundas del cerebro. En Comal encendido a través de nuestro propio camino de aprendizaje e iniciación junto al pueblo Maya y las tradiciones del pueblo Q’ero y en reconocimiento a ellos, utilizamos el fuego como elemento transformador.
El fuego
Las ceremonias con Fuego son una práctica ancestral fundamental en las cosmovisiones de los pueblos originarios.
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Encender el fuego en un comal es como encender un espacio de reencuentro íntimo y sagrado con nuestra esencia individual y compartida como humanidad. Un puente entre consciente e inconsciente, presente y pasado, donde se sientan a dialogar no sólo las experiencias vividas en nuestra vida personal y/o colectiva, sino también aquellas que vivieron nuestros ancestros y ancestras, además de la cultura colectiva a la que pertenecemos.
Al igual que una mazorca es el conjunto de miles de granos de maíz, el fuego del comal pone en marcha cada elemento del cosmos que lo compone y es representando en la disposición de materiales que lo componen.
Semillas, resinas, inciensos, miel, granos de maíz o frijol, flores, velas y azúcares de panela son algunos de los elementos que se disponen sobre el comal para encender el fuego sagrado.
Sin importar el resultado, lo que acontece en cada proceso es sagrado. Así como sagrado es encender el comal interno que cada una de nosotras y nosotros decide emprender cuando valientemente inicia un proceso de crecimiento personal, ya sea de manera individual o colectiva, para sanar los traumas que nos habitan consciente e inconscientemente.
Guerreras, solemos llamar a aquellas personas que tienen la valentía de emprender un viaje interior. Volver a sentir los aromas y sensaciones de nuestras historias y las historias ancestrales que habitan en el cuerpo, esperando ser escuchadas, no es tarea sencilla. Cada candela, flor y azúcar que soltamos en el comal nos recuerda que podemos hacer dicha transformación desde el amor y la dulzura, deconstruyendo la fuerte creencia de que hay que sufrir para crecer. Cada ruido de crepitar o chasquido nos recuerda la importancia de soltar y sanar aquello que está en proceso de transmutación silenciado esperando a ser sonido para vibrar y así permitirnos crecer.
En definitiva, crecer es una danza tanto interna como externa. Al igual que las llamas del fuego se mueven entre las columnas de aire caliente, agitando con fuerza las espirales que ascienden hacia el cielo en ceremonias llenas de magia y color.
La Ceremonia de Fuego Sagrado es un acto de profunda espiritualidad y respeto, y su práctica está destinada a traer sanación, protección, prosperidad y bienestar tanto a nivel individual como comunitario.
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